El autor nos presenta en este libro uno de los aspectos más tristes y crueles de la persecución religiosa sufrida por la Iglesia católica durante los años de la Guerra Civil; el encarcelamiento y martirio de los cristianos en las checas y cárceles establecidas por los cómites revolucionarios populares. Las páginas de este tratado atstiguan la resignación cristiana y la fortaleza de la fe de los mártires, cuyo comportamiento durante el tiempo de su cautiverio como en el momento de la inmolación, sería altamento edificante, pues a los tormentos responderían con palabras de perdón, bendición y esperanza.